lunes, 2 de abril de 2012

El recibo de la luz y la olla mágica


El recibo de la luz, ese papel que no se mira, que llegaba al buzón cada dos meses, que ha pasado a ser mensual y que nadie recuerda que haya bajado nunca, se puede comparar con una gran marmita en la que se han arrojado tantos ingredientes que nadie los recuerda con detalle. Periódicamente, la olla hierve y algunos ingredientes, olvidados, llegan a la superficie. En época de bonanza, cuando la demanda eléctrica crece, la factura engorda y los céntimos no cuentan, la marmita acepta todas las cucharas y da para alimentar muchas bocas. Pero en época de crisis, cuando los usuarios se ven obligados a controlar los gastos al máximo, la cosa es distinta. La boca de la marmita se estrecha y cada ingrediente se examina con interés científico.

¿Qué pagan los usuarios acogidos a la llamada tarifa de último recurso (TUR)? La respuesta parece obvia: pagan la electricidad que consumen en un periodo determinado. Cierto. Pero solo a medias. Además de la electricidad, el usuario paga impuestos (18% de IVA, más un 4,864% del denominado impuesto de electricidad), cubre el presupuesto de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), paga la moratoria que compensó a las eléctricas por la paralización de la construcción de nucleares, soporta el pago de las primas a las renovables, financia los planes de calidad, cubre las rebajas en la factura que benefician a empresas que se ofrecen a desengancharse del sistema en caso de necesidad (interrumpibilidad) y aporta lo necesario para cubrir el déficit de tarifa (la deuda que se crea cada año desde hace una década y que alcanza 24.000 millones en estos momentos). Además, el recibo compensa a las empresas eléctricas que prestan servicio en las islas, Ceuta y Melilla. Por resumir, y antes de entrar en materia: de la factura eléctrica, menos de la mitad va destinado a pagar lo que se ha consumido (en torno al 45%), el resto se va en impuestos (20%) y subvenciones diversas. En la marmita y sus impuestos entra hasta la cuchara de las comunidades autónomas que se financian en parte vía el impuesto eléctrico.

Tema tan complejo merece entre en detalle. Hasta el céntimo. Tomemos un recibo más o menos tipo. Potencia contratada para el hogar equipado sin lujos (TV, horno eléctrico, placa, nevera. lavadora y lavavajillas más iluminación), 5,5 KW. Periodo de facturación del 1 de febrero al 2 de marzo de 2012. Total factura: 59 euros. ¿Dónde va cada euro? Menos de la mitad, 25 euros (el 42,3%) va a pagar la energía consumida (12,3 euros, el 20,8% de la factura), el transporte (tres euros, el 5%) y la distribución (9,7 euros, el 16,5%). La otra gran parte del pastel son las primas al régimen especial, en el que entran las renovables, desde la energía solar a la eólica. A este apartado van 12,4 euros de los 59 pagados, un 20,9%. Quedan los impuestos (IVA del 18% más impuesto a la electricidad), que se lleva 11,4 euros, un 19,4% de la factura.

A estas alturas, mareado en porcentajes, el usuario-lector, puede creer que ha llegado al final, que la marmita rebosa. No. Cabe más. El sector eléctrico acumula un déficit de 24.000 millones de euros que no es sino otra factura aplazada y que hay que pagar a las compañías. Pues bien, a amortizar esa deuda se destina ya un 9% del recibo medio, o lo que es lo mismo, 5,3 euros de los 59 pagados para cubrir un coste anual aproximado de 2.200 millones por la deuda acumulada. ¿Acabamos? Casi. En la marmita queda un resto de cinco euros (8,4%) con los que se alimentan otros conceptos: desde el presupuesto del órgano regulador del sistema, la Comisión Nacional de la Energía (CNE), a los sistemas eléctricos de las islas (costes extrapeninsulares).

Aparentemente, el examen de los números aclara el misterio del recibo. Pero solo en parte. ¿Por qué? Porque hay ingredientes en la olla, como la determinación de los precios de la energía (se hace cada tres meses por subasta) que requerirían exámenes aún más detallados. Mientras llegan, cualquier usuario con interés y ganas puede acudir a la página de las eléctricas www.unesa.net para examinar su factura. En la página hay una útil calculadora que aclara el destino de cada euro del recibo. Es lo que ha hecho quien esto escribe.

Publicado en la sección de economia de la edición digital del diario: El País

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