viernes, 29 de diciembre de 2017

Tesla’s Origin Story

Courtesy of: Visual Capitalist

La factura de la luz y el gas se vuelven a disparar en el fin de año


La electricidad sube un 4,6% en diciembre y el recibo del gas aumentará un 6% en enero pese a los esfuerzos del Gobierno por contener la factura energética 

Instalación de contadores de luz.


La factura de la luz y el gas vuelven a dispararse con la llegada del fin de año como ya ocurriera en los meses finales de 2016 pese a los esfuerzos del Gobierno de Energía por contener el recibo energético. El precio de la electricidad para el consumidor medio ha aumentado un 4,6% en lo que va de diciembre, mientras que la materia prima del gas también ha sufrido un fuerte incremento lo que motivará que el recibo aumente en enero un 6,2 % de media, cuando se haga la revisión trimestral. 

El Ministerio de Energía optó por congelar, por cuarto año consecutivo, la parte regulada de la tarifa eléctrica, que supone en torno al 60% del recibo de la luz. Del mismo modo, ha anunciado que mantendrá congelada en 2018 la parte regulada de la factura de gas, los peajes que se cobran por el uso de las infraestructuras y por el coste de la energía, también por cuarto año consecutivo. Además, tomó una serie de medidas adicionales para elevar la liquidez del mercado como obligar a los dos operadores dominantes en el sector (Endesa y Gas Natural Fenosa) a actuar como creadores de mercado en el mercado organizado Mibga o aumentar los almacenamientos obligatorios. 

Pero esos esfuerzos han sido dinamitados por la adversa climatología y la subida de la materia prima en los mercados internacionales debido a la reducción de la oferta de petróleo acordada por los países productores, que han disparado la factura energética. 

Especial relevancia ha tenido el aumento del recibo de la luz debido a la importante sequía que atraviesa la península que ha provocado falta de agua en los pantanos y la consiguiente reducción de la producción de energía hidroeléctrica, así como la eólica, dos de las fuentes de electricidad más baratas, y su sustitución por la producción de las centrales de gas. 

La llegada del frío ha incrementado esta carestía. El recibo de la electricidad de un consumidor medio alcanzó los 53,87 euros en los primeros 22 días del mes de diciembre, un 4,6% más respecto al mismo periodo de noviembre, y del 2,6% si se toman los mismos días de diciembre del año pasado, según el simulador de la factura de la electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). 

Dicha evolución del precio de la luz se corresponde con la factura de un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh). 

Si se confirma este incremento al final de año, el recibo de la luz puede superar el aumento del 10% para el conjunto de 2017 pronosticado por el ministro de Energía, Álvaro Nadal, en su última comparecencia en el Congreso de los Diputados a finales de noviembre. Con esa previsión el incremento para un consumidor medio sería de 76 euros hasta los 835 euros en el año. 

Revisión trimestral del gas 

En lo que respecta al gas natural, la subida de la materia prima que se está produciendo a finales de año, se notará en el recibo a partir de enero cuando se realice la revisión trimestral de precios. 

La TUR 1, a la que están acogidos fundamentalmente los clientes que utilizan el gas para el suministro de agua caliente y cocina y cuyo consumo no excede de los 5.000 kilovatios hora (KWh) al año, subirá un 4,9 %, mientras que la TUR 2, que emplean consumidores que también tienen calefacción de gas, lo hará en un 6,6 %, según cálculos del Ministerio de Energía. 

Este repunte se produce después de que en las revisiones para los dos trimestres anteriores descendiera por el abaratamiento de la materia prima.


Artículo escrito por. Ramón Múñoz
Publicado en. El País

 

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Vivienda sustentable






Los electrodomésticos consumen más de la mitad del consumo eléctrico del hogar






¡Larga vida a las centrales eléctricas!


El sistema eléctrico español afronta el problema histórico de la jubilación de centrales que llevan entre medio siglo y un siglo funcionando o que han superado desde hace décadas su vida útil. 

Hace 100 años... que se construyó La Malva, la central eléctrica más antigua en funcionamiento.EXPANSIÓN

La polémica por el cierre de la central nuclear burgalesa de Santa María de Garoña el pasado verano, o la polémica por el cierre de dos centrales de carbón de Iberdrola durante este otoño, ha sacado a la luz un problema más profundo: el de la vida útil del parque de generación eléctrico tradicional en España. 

La central más antigua en este país -la hidráulica asturiana de La Malva, propiedad de EDP- fue inaugurada en 1917, en pleno reinado de Alfonso XIII. Este año, su bisnieto Felipe VI ha presidido el acto conmemorativo del primer centenario de esa instalación. Esta central es coetánea de la de Camarmeña, en Picos de Europa, que pertenece a Viesgo y data de 1921. Ambas instalaciones son un libro abierto de la historia energética de España. Como tantas otras que desafían el paso del tiempo. La hidráulica andaluza de Cala, en manos de Endesa, data de 1928, ya en plena dictadura de Primo de Rivera. Y la de Puente Nuevo, en Ávila, de Gas Natural Fenosa, empezó a funcionar ya entrada la Segunda República. 


Hace 30 años, antes de que surgieran las renovables, todas esas centrales ya habían alcanzado la edad de jubilación, al haber cubierto con creces su ciclo de vida útil, tanto desde el punto de vista económico como técnico. ¿O no? 

Es aquí donde empieza el debate. Sistemáticamente se les ha ido prorrogando la existencia ante el problema que supone cerrarlas. 

Mientras el cuerpo aguante 

A las centrales eléctricas en España les está pasando lo que al sistema de pensiones español. Los problemas de una retirada masiva de centrales antiguas son mayores que los que puedan generar si se les mantiene trabajando. Por eso se retrasa la jubilación una y otra vez. La pregunta es cuál es la edad correcta para el retiro. Cada eléctrica y el Gobierno interpretan la vejez como quieren. 

Este año, Endesa alargó hasta los cien años la vida de las hidráulicas, y a 30 años la de las eólicas y solares. El año pasado, ya alargó a 60 años la vida útil de las nucleares. Si un activo tiene más vida útil, la empresa propietaria tiene que dotar menos cantidad de dinero cada año en amortizaciones, con el consiguiente impacto positivo en la cuenta de resultados. Iberdrola mantiene en 40 años la vida útil de las nucleares, igual que Gas Natural, mientras que la de los parques eólicos, dependiendo del tipo de componente en la construcción, está entre 25 y 40 años para Iberdrola y en 25 para Gas Natural. La vida de las centrales térmicas de ciclo combinado (gas), es de 35 años para Iberdrola, 40 en el caso de Endesa y 25 en el de Gas Natural. Las térmicas convencionales (carbón) durarían entre 25 y 50 años para Iberdrola, entre 25 y 59 años para Endesa y entre 25 y 40 para Gas Natural. 

La hidroeléctrica de Castro, en Zamora, de Iberdrola, fue una de las muchas construidas tras la posguerra.


Independientemente de que para cada eléctrica el concepto de jubilación varía, lo que es cierto es que en estos momentos, y según su propia patronal, Unesa, muchas de las instalaciones actualmente funcionando deberían haber pasado ya al retiro. Así se desprende de un exhaustivo informe de Unesa publicado hace años en el que se analizaba "la situación económico financiera de las actividades eléctricas realizadas en España" entre los años 1998 y 2010. El informe recogía la situación de cada central a final de 2010, con datos muy precisos de todas y cada una de las instalaciones: año de puesta en servicio, años de utilización, vida útil económica programada y vida útil económica estimada que les quedaba. 

En ese momento, es decir hace ahora siete años, ya se decía que la edad media del parque de hidráulicas en España era de 39 años y le quedaban 26 años, dado que convencionalmente se había decidido que la vida útil de ese tipo de instalaciones era de 65 años. Según ese esquema, ahora las hidráulicas ya tendrían 46 años de media y les quedarían 19 de vida útil. 

De los más de 150 saltos hidráulicos que aglutinan Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Viesgo y EDP en España, 23 ya habrían pasado los 65 años de la edad de jubilación teórica. Pero es la situación de las centrales de carbón. Según aquel informe de Unesa, la vida útil de las centrales de carbón debía ser de entre 35 y 40 años, dependiendo del tipo de carbón que quemaran (hulla, antracita, lignito o combustible importado). Muchas de las centrales que se mencionaban en aquel informe ya han cerrado o se han reconvertido a gas. Pero otras (casi decena y media) siguen funcionando. En 2010, es decir hace siete años, ya se decía que en el mejor de los casos a la centrales de carbón con más expectativas de vida les quedaban de media 5,1 años. Por lo tanto, a estas alturas ya deberían estar cerradas. Algo de margen tiene aún el parque de centrales nucleares. Su vida útil teórica, de 40 años. En estos momentos, y sin contar Garoña, que se está cerrando, es de 32 años, y debería cerrarse en unos 8 años. Más recorrido pueden tener los ciclos combinados. Construidos todo de forma masiva en la pasada década, y con perspectivas de durar 25 años, han agotado hasta ahora apenas unos diez años de su existencia. 

Operarios en los años 60 en la mítica central de carbón de Compostilla, en León, hoy de Endesa.


Paradoja de los ciclos de gas 

La gran paradoja es que los ciclos de gas, siendo las instalaciones más modernas dentro de la generación eléctrica clásica, son las que más problemas están teniendo para mantenerse abiertas. La entrada masiva de renovables les ha desplazado del mix energético de generación, y llevan años infrautilizados y con perspectivas poco halagüeñas. En las últimas semanas se consumaron todos los trámites burocráticos para cerrar el primer ciclo combinado. 

El cierre de este ciclo combinado se produce en plena batalla del ministro de Energía, Álvaro Nadal, contra Iberdrola, por el cierre de las dos únicas centrales de carbón que le quedan abiertas (Lada, en Asturias, y Velilla, en Palencia). Nadal trata de evitar por todos los medios el mantenimiento de esas centrales bajo el argumento de la seguridad de suministro. Lada fue inaugurada en 1967. Este año cumplió los 50. Una de las turbinas de Velilla se remonta a 1964 (tiene 53 años). 

Hibernar o desguazar, dos opciones millonarias 

El envejecimiento de las centrales (nucleares), su contaminación (carbón), o el arrinconamiento de otras (ciclos de gas) por la irrupción de renovables, ha puesto a decenas de centrales contra las cuerdas. Se calcula que hay una veintena de instalaciones con la soga al cuello. La pregunta es si se desmantelan del todo, con un coste descomunal (10.000 millones para las nucleares); se hibernan para reactivarlas cuando se necesiten (pagándoles mientras están en 'stand by'); o se les obliga a estar abiertas noche y día por seguridad de suministro. El cierre de centrales no es nuevo. Normalmente se ha hecho sin ruido. Sobre todo si los empleados logran satisfactorios acuerdos de despido o recolocación. Un ejemplo es Elcogas, en Ciudad Real. Pero ahora, el cierre de centrales se ha politizado. A ello ha contribuido el ministro de Energía, Álvaro Nadal, que ha hecho del mantenimiento de centrales, como las de carbón, o Garoña, una batalla personal. Cada eléctrica quiere cierres: Endesa, en Compostilla (León) y Andorra (Teruel). Gas Natural en Anllares, (León). Iberdrola en Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). Solo Viesgo ha cerrado un ciclo de gas en Tarragona. 

¿Abierto o cerrado?
  • Endesa: esperar y ver. Endesa baraja el cierre de las centrales de carbón de Compostilla, en León, y Andorra, en Teruel. Antes de acometer la clausura quiere analizar con detenimiento la nueva norma que prepara el Gobierno sobre este tema. 
  • Iberdrola: sin carbón. Iberdrola anunció en noviembre su intención de cerrar las centrales de Lada, en Asturias, y Velilla, en Palencia. Son las dos únicas centrales de carbón que le quedan en el mundo a Iberdrola, obsesionada con la descarbonización. 
  • Fenosa: a todo gas. Gas Natural Fenosa quiere cerrar la central de carbón de Anllares (León). El gran problema de la eléctrica, en todo caso, es el bajo uso de los ciclos combinados de gas. En el sector se calcula que más de una decena deberían hibernarse. 
  • Viesgo: primer tanto. Viesgo inició el papeleo para cerrar su central de ciclo combinado en Tarragona en 2015. Lo acaba de conseguir ahora. Es la primera central que se cierra desde que estalló la polémica de la clausura de centrales térmicas. 


Artículo escrito por: Miguel Ángel Patiño
Publicado en: Expansión