lunes, 8 de septiembre de 2014

¿Es mejor dejar encendida una bombilla que apagarla?


Un nuevo estudio del Ciemat, junto a la ETSIT de la Universidad Politécnica de Madrid, concluye que genera menos emisiones de CO2 dejar encendida una bombilla de bajo consumo en lugar de apagarla cuando se sale de una habitación si se va a volver antes de 5 minutos. Sin embargo, hay que tener cuidado. Este sorprendente resultado puede llevar a equívocos si no se hace el esfuerzo de profundizar un poco en la investigación. En realidad, dejar encendida una de estas lámparas fluorescentes compactas sería mejor, no porque se gaste menos energía que apagándola y encendiéndola de nuevo, sino por evitar acortar su vida. Dependerá de la calidad de la bombilla. 

Existe un mito que dice que las bombillas de bajo consumo gastan mucho en el encendido y por eso es mejor no apagarlas cuando se sale de una habitación si se piensa volver pronto. Como explica Félix Rosillo, uno de los investigadores del Ciemat que han realizado el estudio, esto no es cierto: “Encender una bombilla de bajo consumo equivale como mucho a 10 segundos de funcionamiento continuo, es inapreciable la diferencia”, incide. El trabajo del Ciemat va por otro lado. 

¿Por qué concluye entonces el estudio que es mejor dejar lucir una bombilla en lugar de apagarla y volver a encenderla antes de 5 minutos? Esta conclusión tiene que ver con el ciclo completo de la vida de la bombilla. Es decir, desde que se fabrica hasta que se convierte en residuo. Utilizando un modelo desarrollado por ellos mismos, los investigadores calculan cómo influye el encendido de esa lámpara considerando que su vida se va a ir acortando según se vaya apretando más veces el interruptor. Para ello, tienen en cuenta tres escenarios distintos con tres calidades distintas de bombillas de 18 W: uno en el que se da por bueno la información que aporta el fabricante, otro en el que la calidad es peor de la que se dice y un tercero en la que la calidad es mucho peor. A menor resistencia de la lámpara, peor resultará apagar y encender muchas veces las bombillas en poco tiempo. Pues antes se romperá la lámpara y antes habrá que sustituirla por otra, lo que supone más emisiones relacionadas con la fabricación, transporte… 

En realidad, la afirmación de que es mejor dejar encendida la bombilla cuando se sale de una habitación si se va a volver antes de 5 minutos sería válida para el caso de la lámpara de peor calidad. Para el escenario en el que la bombilla resiste tanto como dice el fabricante (los investigadores no hablan de marcas) el tiempo estimado baja a un minuto. Es decir, resulta mejor apagar la bombilla al salir de cuarto si se va tardar más de un minuto en volver. “Hemos dado el peor resultado porque creemos que es muy difícil para un ciudadano saber hoy en día cuál es la calidad de las lámparas”, detalla Rosillo, que reconoce que las conclusiones dependen fundamentalmente de la resistencia real de las bombillas. 

Además del CO2, los investigadores estudian otros dos parámetros, emisiones de mercurio y costes económicos. Sin embargo, aquí también hay que tener cuidado con la interpretación de los resultados. Sobre todo, en el caso del mercurio. Según los conclusiones del trabajo, si se consideran las emisiones de mercurio, entonces es mejor dejar encendida la bombilla si se va a volver a la habitación antes ¡de 43 minutos! Estas lámparas contienen mercurio, siendo este uno de los principales argumentos en contra de su uso esgrimidos por sus detractores. No obstante, de nuevo el estudio no se refiere a las emisiones directas de mercurio cuando están encendidas estas lámparas (que son cero, como ha comprobado la OCU en laboratorio), sino a las que se generan durante su fabricación o en su etapa de residuo. Esto incluye, por ejemplo, las emisiones de mercurio generadas por las centrales eléctricas necesarias para producir en la fábrica una nueva bombilla. 

Los 43 minutos son de nuevo el tiempo estimado para la bombilla de peor calidad. En el caso de la que resiste mejor los encendidos y apagados esta cifra baja a 30 minutos. Este sigue siendo mucho tiempo (para tener una lámpara encendida en una habitación vacía). Es así por el alto impacto que tendría la sustitución de estas bombillas, ya que los investigadores consideran que de cada 10 lámparas que llegan a su final de vida solo se reciclan en España de forma correcta dos, no teniéndose control sobre el mercurio contenido en las otras ocho. Si uno las lleva a un contenedor de reciclaje o a un punto limpio (o a la propia tienda de bombillas), el resultado será muy distinto. 

En lo que se refiere al coste económico, el estudio estima que sale más barato dejar una bombilla encendida al salir de un cuarto cuando se va a volver antes de 7 minutos. Esto es en el escenario en la que la lámpara se rompe antes, reduciéndose a 5 minutos en el que resiste más encendidos y apagados. 

¿Es mejor pues dejar encendida una bombilla que apagarla? “No hay respuestas simples”, responde Rosillo, que cree muy importante usar bombillas de calidad. 



Clemente Álvarez (Madrid, 1973) es un periodista especializado en medio ambiente y ciencia. Colaborador de El País desde 2004, le entusiasma mezclar elementos de la ecología con reactivos de la energía y la economía, aunque la fórmula pueda resultar inflamable.

Cinco formas de rebelarse contra las subidas de la tarifa eléctrica



Ha quedado demostrado: hay pocas cosas más impopulares en España que se dispare la tarifa de la luz. A los ciudadanos no les gusta nada que le suban continuamente el precio de los kilovatios hora y esto puede ser también un acicate como ningún otro para ser más eficientes o incluso impulsar energías más limpias. A pesar de las trabas de la nueva legislación, hay consumidores que empiezan a adoptar un papel más activo en el sistema eléctrico. Estas son cinco formas utilizadas ya en hogares del país para rebelarse contra las continuas subidas de la tarifa eléctrica: desde cambiar de compañía a la desconexión total de la red eléctrica.

1. Cambiar de compañía.

Basta un llamada de teléfono o rellenar un formulario en Internet para decir adiós a las grandes compañías eléctricas de siempre y contratar la tarifa con alguna de las cooperativas o pequeñas comercializadoras que van ganando terreno empujadas por la indignación ciudadana. Todavía son una minoría los ciudadanos que dan este paso, pero una minoría cada vez más grande. En el último año, la cooperativa SomEnergía prácticamente duplicó su número de socios, superando los 12.000. Y la empresa HolaLuz.com tuvo que ampliar su plantilla para acoger a más de 25.000 clientes nuevos tras ganar la subasta colectiva organizada por la OCU para conseguir una luz más barata. Ambas comercializadoras venden "energía verde" (el dinero que se paga va destinado solo para electricidad de origen renovable). Hay más: Gesternova, Zencer, GoiEner, Enercoop

2. Desenchufar aparatos.

Para muchos ciudadanos, la reacción lógica ante una fuerte subida de la tarifa eléctrica es apretar el interruptor de off (sobre todo en casas con un alto consumo, como suele ocurrir con las que tienen calefacción eléctrica). Sin embargo, el que se paguen en la factura eléctrica muchos otros conceptos además de los kilovatios hora consumidos a menudo hace que ahorrar o ser más eficientes no se traduzca realmente en una ganancia muy importante para nuestros bolsillo. Y esto ahora más, con el aumento de lo que se paga en la factura en concepto de ‘potencia contratada’. ¿Quiero esto decir que no vale para nada ahorrar o ser más eficiente? Ni mucho menos. Como se puede comprobar en los otros puntos, cualquier acción para conseguir un verdadero ahorro económico pasa por desenchufar aparatos innecesarios y ser más eficientes. Y esto empieza por conocer qué está gastando realmente electricidad en nuestras casas. Aquí se explica cómo hacerlo.

3. Bajar la potencia contratada. 

Bajatelapotencia.org es una campaña en Internet para que los ciudadanos bajan la potencia que tienen contratada para sus hogares (que viene a ser el techo máximo de electricidad que necesita una casa cuando enciende distintos aparatos a la vez). Si me suben lo que pago por la potencia, pues contrato menos. Es una forma efectiva de recortar gastos. Además, para algunos también es una manera de rebelarse contra el aumento de términos fijos de la factura por considerar que puede desincentivar el ahorro y la eficiencia. Esta es una cuestión compleja. Algunos expertos en eficiencia, como Pedro Linares, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI, defienden este incremento. “Esto es bueno; había muchos costes fijos asociados al término energía (a la parte variable) y eso creaba un problema si se bajaba el consumo, es más lógico cargar esos costes fijos en la parte fija para poder trabajar ahora de verdad en eficiencia”, asegura Linares.

¿Desincentiva el ahorro y la eficiencia el aumento de esta parte fija de la factura? En principio, parece claro que sí puede desincentivar la eficiencia, pero también es cierto que para reducir la potencia hay que empezar justamente por reducir el consumo y poner menos equipos (o más eficientes). En el momento en que una casa trata de consumir más electricidad de la potencia contratada es cuando saltan los plomos y se queda a oscuras. Así pues, volvemos al punto 2: desenchufar aparatos. Hay que empezar por comprobar qué está consumiendo, desenchufar todo lo que está gastando inútilmente y ver luego lo que realmente necesitamos tener encendido a la vez para ajustar al máximo la potencia contratada (ver tabla con un promedio de la potencia requerida por los distintos electrodomésticos).

4. ¿Autoconsumo? 

Desde 2008, los precios de las placas fotovoltaicas han caído un 80%, mientras que los de la electricidad para los consumidores domésticos se han incrementado un 56%. ¿Por qué entonces comprar energía de la red cuando ya puede compensar producirla uno mismo a partir del Sol? De hecho, existen ya kits muy básicos para instalar una placa fotovoltaica de 250 W (1) por unos 500 euros (en algunos países incluso IKEA ha empezado a vender placas). Con este escenario de precios y la radiación solar de España, parecía que había llegado la hora del autoconsumo: el ciudadano sigue conectado a la red eléctrica para cuando no haya Sol, pero cuando lo hay aprovecha la energía de sus placas o incluso inyecta a la red la que le sobra. Ahora bien, lo que para muchos ciudadanos era un planteamiento redondo para ahorrarse parte de la factura fue cortocircuitado de golpe al conocerse la regulación preparada por el Gobierno (2), con complejos requisitos para registrar la instalación y la obligación de pagar un peaje de respaldo (Según la Ley, "peajes de acceso a las redes y cargos asociados a los costes del sistema". Según el sector solar, un impuesto al Sol que grava cada kWh solar generado y autoconsumido instantáneamente).

¿En qué situación ha quedado ahora mismo el autoconsumo? Todavía faltan por concretarse muchas cuestiones(2) y la incertidumbre es grande. Sin embargo, como resume Frederic Andreu, director de SolarTradex (una de las empresas que vende kits solares), hoy en día se diferencian dos escenarios muy distintos. “El autoconsumo podría ser todavía mínimamente viable en empresas concenciadas y con visión de largo plazo”, comenta Andreu, pero las inversiones que se podían recuperar en unos 6 años probablemente se vayan ahora a los 10-13 años con la nueva regulación. “En proyectos a largo plazo sigue compensando, aunque muy poca gente puede pensar a largo”, insiste. “Aún así, es posible que los plazos de retorno bajen si sigue subiendo el precio de la electricidad”.

La historia es muy distinta para el ciudadano que solo quiere poner una o dos placas de 250 W(1) para reducir su factura de la luz, pues solo la tramitación para el registro de la instalación cuesta más del doble que los módulos solares. En este caso no compensaría el autoconsumo, al menos, el legal, y es que a pesar de las desorbitadas multas previstas (entre 6.000.001 y 60.000.000 euros(3)), según Andreu, "ya se está empezando a mover un mercado clandestino de ciudadanos que necesitan ahorrar". “Están convirtiendo a la gente en traficantes de kilovatios", comenta. "Habrá que ver si el Gobierno se pone a perseguir a los ciudadanos que colocan una simple placa de 250 W”.

5. Desconexión total.

El paso todavía más allá es la desconexión total. ¿Utópico? No para Juan Manuel Cabrejas, consultor en energía fotovoltaica, que ya puesto en marcha varias instalaciones de este tipo en España. En este caso, se corta directamente el cordón umbilical con la compañía eléctrica: ya no hay problemas por el uso de las redes ni por el pago de peajes. Se instalan unas placas fotovoltaicas, unas baterías para cuando no haya Sol y un sistema de apoyo para cuando no sea suficiente con las baterías, como un pequeño grupo electrógeno que funcione con gasóleo. “Esto es posible hoy en día y económicamente interesante”, asegura Cabrejas, que considera que el siguiente paso es construir viviendas unifamiliares especialmente diseñadas para estar "100% desconectadas”.

Una de las instalaciones solares híbridas que ha montado ha sido para una vivienda media en Madrid. En ella se colocaron 5.700 W de placas fotovoltaicas, baterías y un pequeño grupo electrógeno, suficiente para garantizar el equivalente a una potencia de 21 kW. Según explica, con lo que se ahorra el propietario al dejar de recibir facturas eléctricas, la instalación se amortiza en unos siete años y su vida útil es de unos 30. “Al desconectarse por completo de la red hay que rediseñar todo y racionalizar bien los usos con sistemas inteligentes”, incide. “Hay que reducir los picos de consumo para tirar al máximo con las placas y que el grupo electrógeno se use lo mínimo”. Según reconoce, lo ideal sería el autoconsumo con balance neto siguiendo conectados a la red para cuando no haya Sol. “Pero sí lo ponen tan difícil, la desconexión es perfectamente viable”.

La pregunta es: ¿Se puede realmente impedir que el ciudadano asuma un papel más activo en el sistema eléctrico con la tecnología ya disponible y los precios de la energía cada vez más caros?
 

  • (1) En horas de Sol, una placa de 250 W puede cubrir el funcionamiento de un frigorífico y pequeños consumos permanentes del hogar. Según Frederic Andreu, esto puede suponer un ahorro de entre el 10-15% de la factura mensual. Y, lógicamente, resulta más interesante cuanto más eficiente sea el uso que se hace de la electricidad. 
  • (2) Por el momento, la nueva normativa relacionada con el autoconsumo se limita a lo incluido en la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico (en especial, el artículo 9). Sin embargo, todavía falta por aprobarse el desarrollo normativo concreto. 
  • (3) En lo que respecta a las sanciones, la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico, en el punto 43 del artículo 64, establece como "sanción muy grave" el incumplimiento del registro de las instalaciones de autoconsumo o de alguno de los requisitos técnicos. Y en el artículo 67 indica que: “Por la comisión de las infracciones muy graves se impondrá al infractor multa por importe no inferior a 6.000.001 euros ni superior a 60.000.000 de euros”. Realizando a constinuación distintas puntualizaciones, como que “la cuantía de la sanción no podrá superar el 10 por ciento del importe neto anual de la cifra de negocios del sujeto infractor, o el 10 por ciento del importe neto anual de la cifra de negocios consolidada de la sociedad matriz del grupo al que pertenezca dicha empresa, según los casos”.



Clemente Álvarez (Madrid, 1973) es un periodista especializado en medio ambiente y ciencia. Colaborador de El País desde 2004, le entusiasma mezclar elementos de la ecología con reactivos de la energía y la economía, aunque la fórmula pueda resultar inflamable.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Golpe eléctrico de 100 millones a los grandes consumidores industriales




El Ministerio de Industria, a cuyo frente está José Manuel Soria, ha introducido nuevos ajustes para rematar los flecos que quedan de la reforma eléctrica, entre ellos, el de la interrumpibilidad. 

Este servicio, en el que se juegan cifras multimillonarias, es el que prestan grandes grupos empresariales muy intensivos en consumo eléctrico, como las siderúrgicas, cementeras y compañías químicas. Consiste en un pago a esas empresas a cambio de detener su actividad y desconectarse de la red eléctrica cuando existe sobrecarga, por exceso de demanda de luz. 

El servicio es muy sensible para el tejido empresarial, porque en la práctica supone una forma de subvención y abaratamiento de costes eléctricos para los grandes consumidores. Pero también ha sido un foco de polémica dentro de la reforma eléctrica. 

En este escenario, el Gobierno ya dio un tijeretazo a la interrumpibilidad de casi 200 millones, pasando de un presupuesto anual de 748,9 millones hace un año, a 550 millones en la actualidad. 

Ahora, Industria ha iniciado los trámites para hacer un ajuste que, según algunas empresas afectadas, podría cuantificarse en 100 millones adicionales. El ajuste se va a hacer de forma muy sutil, jugando con los calendarios de cobro del servicio. ¿Cómo? El ajuste va a consistir en un alargamiento del plazo (temporada eléctrica, según los términos técnicos) en el que se cobra la interrumpibilidad, pero sin aumentar el dinero a pagar. La temporada eléctrica corría, por ley, de octubre a septiembre de cada año. Sin embargo, el Gobierno quiere que la cantidad presupuestada dé para cubrir también los meses de noviembre y diciembre de este año. ¿Cómo lo quiere hacer? 

En lugar de proveer nuevas cantidades de dinero para cubrir posibles desfases por esos dos meses adicionales a la temporada eléctrica actual, lo que propone es laminar los pagos mensuales por interrumpibilidad que quedan por realizar para cubrir ese periodo adicional sin variar los 550 millones fijados. En pleno agosto, Industria ha sacado a consulta pública una propuesta normativa para introducir estos cambios. Los interesados podían remitir sus observaciones a Industria hasta el 22 de agosto. 

Esperando la subasta 

Al margen de que la nueva normativa ponga orden en los calendarios, su principal razón es dar tiempo a que se organice el sistema de subastas que quiere impulsar Industria con la interrumpibilidad. Serán subastas a la baja, y las organizará Red Eléctrica (REE). 

Cada gran empresa podrá ofertar por cuánto dinero está dispuesta a ofrecer el servicio. El borrador de la nueva norma reconoce que el nuevo sistema estaba previsto que empezara el 1 de julio, pero «dada la complejidad de su implantación», no se va a poder aplicar hasta el próximo 1 de enero.


Fuente: Expansión

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Algunas infografias sobre temas electrícos


No son actuales pero las guardamos para no perderlas. Se publicaron durante esa especie de tormenta informativa sobre el tema de la electricidad de finales de 2013 y principios del 2014.


Las subastas de la electricidad



Mercado eléctrico y déficit del sistema


Centrales de ciclo combinado en España



Evolución del consumo y del negocio eléctrico



Evolución del precio de la electricidad


El precio de la luz en Europa



La factura eléctrica



Fuente: Todas las infografias han sido publicadas en El País

Exploración de hidrocarburos en Canarias y Marruecos

Pobreza energética en España




Fuente: El País

Panorama energético en España




Fuente: El País