Según Rafael Barón, presidente de Anfalum: “El ahorro energético es probablemente lo que compran los políticos en estos momentos, pero en el caso de la iluminación debe hacerse compatibilizándose con otras dos características de la misma importancia, que son el rendimiento de la luminaria y el confort visual; sin estos tres parámetros (eficiencia, rendimiento y confort), una instalación de iluminación estará mal diseñada y arrastrará problemas insalvables en un futuro”.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Iluminación (Anfalum) apuesta por la utilización de la “iluminación inteligente” en las ciudades, porque se alcanzan ahorros de hasta el 80%. Así lo ha manifestado el presidente, Rafael Barón, con motivo de la participación de Anfalum en ‘Light & Building’, la feria líder mundial del sector, que se celebrará del 15 al 20 de abril en Frankfurt y donde representará en el stand A60 del sector 3.0 a 25 socios.
En España, alrededor del 20% de los puntos de luz están equipados con lámparas de vapor mercurio, una tecnología que data de 1940. Si estas bombillas se cambian por otras más eficientes, de menor consumo y mayor rendimiento se pueden ahorrar cantidades importantes de energía y, siempre que se cambie el punto de luz al completo, entonces se alcanzan cifras de hasta el 60%.
Una vez optimizado el alumbrado, tanto interior como exterior, con productos de mayor rendimiento, pueden conseguirse ahorros adicionales de hasta un 30% controlando de forma inteligente el uso que se hace de ellas (combinación de la luz natural con la artificial, zonificación, control horario, de presencia, etc.), que hacen que se consuma solo cuándo y dónde es necesario. Las nuevas tecnologías disponibles son utilizadas para el concepto de iluminación inteligente, destacando los LEDs, que están llamados a concentrar el 60% del mercado en 2020, según un informe de Anfalum.
Además de contar con unos productos más eficientes, se hace necesario que las instalaciones “estén diseñadas por profesionales cualificados para que el ahorro energético sea el mayor posible”, señala Barón. Por ejemplo, según un informe de Anfalum, un buen estudio lumínico en los centros de enseñanza españoles permitiría ahorros de alrededor de un 75% de energía con una amortización estimada de 3-4 años y una consecuente reducción de los gastos anuales de más de 100 millones de euros en nuestro país.
Inversión necesaria ante períodos de amortización de 25 años
La iluminación actual, tanto pública como terciaria, utiliza tecnologías obsoletas al tratarse de uno de los productos existentes con menor tasa de reposición por obra nueva. Según el presidente de Anfalum, en la iluminación pública la tasa de reposición es del 3% (cada 25 años de media); y en el sector terciario (locales comerciales, oficinas, etc.), de 15 años”.
De acuerdo a algunos estudios, más del 80% del stock actual de edificios en Europa estará vigente en 2050. Teniendo en cuenta que el parqué español es más actual que los de la UE, la renovación en nuestro país será inferior, agravándose este problema, por lo que dentro de 40 años cerca del 90% de la iluminación de los edificios en España seguirá siendo la misma que la actual.
Por tanto, el potencial de ahorro es elevado, sobre todo teniendo en cuenta que solo en nuestro país han sido construidos sin criterios eficientes cerca de 20 millones de edificios de diferentes tipologías (viviendas, locales comerciales, de uso público, etc.).
En líneas generales, el sector de edificios representa alrededor del 40% del consumo mundial de la energía y las ineficiencias en su gestión provocan la pérdida de 300 millones de euros en Europa. Concretamente, el consumo de iluminación doméstica en España acapara el 20% de la factura eléctrica de un hogar, pero cuando se trata de los ayuntamientos, la cifra se dispara, dedicando un 70% al pago del consumo energético en iluminación.
España cuenta aproximadamente con 4,4 millones de puntos de luz de alumbrado exterior que representa un consumo de electricidad de 3.600 GWh/año en el conjunto del país. A modo de referencia, Alemania, con más población que España, consume la mitad de energía y, por tanto, contamina mucho menos. La instalación de redes inteligentes de alumbrado público autónomas y ecoeficientes reducen hasta un 35% las emisiones de CO2.
A pesar de las numerosas ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías de la iluminación, “el problema de los ayuntamientos ahora es que no tienen capacidad de inversión para cambiar el alumbrado público y, ante esto, muchos políticos abogan por apagar las luces, pero debemos apostar por que la solución pase más por conseguir ahorros a través de la eficiencia de la iluminación, más que el apagado”, defiende.
Para Anfalum, “acometer una acción de ahorro energético sostenible en el tiempo supone partir de un diseño adecuado efectuado por técnicos cualificados. El ahorro energético es probablemente lo que compran los políticos en estos momentos, pero en el caso de la iluminación debe hacerse compatibilizándose con otras dos características de la misma importancia, que son el rendimiento de la luminaria y el confort visual; sin estos tres parámetros (eficiencia, rendimiento y confort), una instalación de iluminación estará mal diseñada y arrastrará problemas insalvables en un futuro, teniendo en cuenta que la vida útil de una instalación es de entre 15 y 30 años”.
En su opinión, “es imposible pensar en cambiar de una vez todos los puntos de alumbrado exterior, pero sí se puede ir poco a poco aprovechando subvenciones como la que la Comunidad de Madrid ofrece a través del Plan Renove para ayuntamientos de menos de 25.000 habitantes”. Se trata de una ayuda total de 1,5 millones de euros, con la que se sustituirán en la región unos 30.000 puntos de luz por otros más eficientes.
Fuente: RSIE
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