lunes, 27 de febrero de 2012

Certificación Energética en edificios existentes. Medición de la eficiencia energética

 
Publicado por Javier Sierra Marco en su blog: Servicios Energéticos

Conocer el gasto energético real de cualquier edificio y expresarlo en unas unidades que nos permita compáralo y clasificarlo es un ejercicio fácil y prioritario para un inicio de una gestión energética de cualquier edificio, o lo que es lo mismo, etiquetar los edificios y certificar su consumo energético es una actividad a desarrollar por las empresas de servicios energéticos y no sólo sobre los edificios de nueva construcción, es tan necesario o más sobre los edificios existentes, esto ya es así, según la norma, para ciertos edificios en uso, como son los que se rehabiliten en ciertas circunstancias y para los de una potencia instalada superior a 400 KW.

Hay un principio que conviene tener presente: “todo lo que se puede medir, se puede mejorar.” Y quizás esta frase es más rotunda si la formulamos en negativo, aunque no sea tan exacta: “todo lo que no se puede medir no se puede mejorar” pero que considero un principio útil en el campo del ahorro y la eficiencia energética.

La certificación energética que actualmente se asigna a los edificios es sobre la eficiencia energética de los mismos y ésta, la eficiencia energética, se define por la directiva de la siguiente manera:

Eficiencia energética de un edificio: la cantidad de energía consumida realmente o que se estime necesaria para satisfacer las distintas necesidades asociadas a un uso estándar del edificio, que podrá incluir, entre otras cosas, la calefacción, el calentamiento del agua, la refrigeración, la ventilación y la iluminación. Dicha magnitud deberá quedar reflejada en uno o más indicadores cuantitativos calculados teniendo en cuenta el aislamiento, las características técnicas y de la instalación, el diseño y la orientación, en relación con los aspectos climáticos, la exposición solar y la influencia de construcciones próximas, la generación de energía propia y otros factores, incluidas las condiciones ambientales interiores, que influyan en la demanda de energía.

El gasto energético real de un edificio me mide la eficiencia energética del mismo, dicho en otras palabras, si consigo conocer la energía consumida durante un año, conozco los m2 útiles del edificio, sin más conozco los dos indicadores más característicos del etiquetado de un edificio, si quiero afinar y ser exacto, el nivel de ocupación puede ser significativo y máxime en segundas viviendas que son un porcentaje significativo del parque total.

Necesito conocer las fuentes de suministro de energía para obtener el dato de CO2 emitido y el uso y zona climática donde esté ubicado el edificio, para completar el etiquetado del mismo o conseguir la certificación de la eficiencia energética del edificio.

En resumen, distinguir entre las dos formas de calcular la eficiencia energética de un edificio, la primera, mediante el consumo real y la segunda por un método de estimación nos proporciona un camino sencillo y útil para conseguir objetivos de ahorro y eficiencia y para poder implantar sistemas de apoyo, como pueden ser los certificados blancos.

En sucesivas fases se podrán analizar y conseguir la misma información que aporta el sistema de estimación de la eficiencia energética de un edificio de nueva planta, pero nótese la diferencia conceptual de los dos planteamientos y las actividades que podrán realizar las empresas de servicios energéticos.

Por último, se dio a conocer, hace algún tiempo, el denominado: “Proyecto para la certificación de edificios existentes” es más, se contrató el desarrollo de herramientas informáticas para su implantación, nada ha trascendido sobre los resultados obtenidos, pero si presupongo que el camino escogido no fue el de fijar el consumo real como medida de la eficiencia energética.

No hay comentarios:

Publicar un comentario